EDAD MEDIA y ÉPOCA MODERNA. CAMINO DE SANTIAGO: RELIGIOSIDAD Y SUPERSTICIÓN: LA HIGA
Sin duda, la pieza popular por excelencia, ligada a esta materia prima como elemento protector en la península ibérica ha sido la higa de azabache. Esta iconografía gestual de la mano fue muy utilizada en el mundo clásico, y fechas anteriores, en Oriente Medio y Próximo, entre otras cosas, asociada a la defensa contra el denominado “mal de ojo” o “fascinación” realizada en todo tipo de soportes y materiales y también era habitual reproducir este gesto, con el pulgar entre el dedo índice y el corazón, como método de defensa. Fue introducida en la península de la mano de los fenicios, y muy utilizada en Época Romana, donde también se vincula con la representación de la vulva femenina, por lo que era habitual su representación en diversos tipos de amuletos fálicos. En el mundo musulmán el “mal de ojo” también tenía un peso importante usando en el norte de áfrica un amuleto protector en forma de mano abierta, la hamsa que también se introdujo en la península ibérica. Las higas de azabache más antiguas hasta la fecha han sido datadas por el momento en el siglo XIII. Con el tiempo se convierten en imprescindibles amuletos, muy arraigados en la sociedad, relacionados con la protección contra el “aojamiento”, muy vinculado al mundo infantil, uniendo el carácter protector de la materia prima, con el ofensivo de la forma gestual de la mano aunando en una misma pieza elementos protectores pasivos y activos. Este elemento es utilizado por todas las clases sociales en múltiples formatos y tamaños, costumbre que ha llegado a nuestros días, con la creencia de que el amuleto atraía la mirada del “aojador” protegiendo así al portador. Las primeras, más sencillas y de pequeño tamaño, fueron evolucionando a partir del siglo XVI hacia piezas más estilizadas que enmascaraban su forma llegando a las grandes piezas utilizadas en el siglo XVII, cubiertas de simbología religiosa o compostelana, que pretendían ocultar la gestualidad pagana, ya que las autoridades condenaban su uso, a menudo vinculando estos objetos con la influencia morisca. Sin embargo también era muy utilizada por miembros de los estamentos religiosos y se localizan en enterramientos de congregaciones religiosas en formatos muy variados, incluso dobles, triples, cuádruples o hasta séxtuples. Prueba de su arraigo social es la representación constante de estos elementos en los retratos de infantes del siglo XVII. La mortalidad infantil era muy alta y solían portar cinturones de los que colgaban decenas de amuletos de todo tipo, y otros eran cosidos en la ropa. Paulatinamente la higa recupera su forma primitiva en forma de pequeños dijes a partir del siglo XVIII.
Fuente: Menéndez Menéndez, A. (2021).” Aproximación al pasado, presente y futuro de la industria azabachera, un patrimonio cultural, material e inmaterial, en vías de extinción”. I Simposio Anual de Patrimonio Natural y Cultural ICOMOS España. Madrid.
Higa del siglo XIII localizada en la muralla de Grado (Asturias) e higa cuádruple localizada en la calle de la Rúa (Oviedo, Asturias)